Columna de opinión: Resignificar lo público

Por Francisco Reyes Castro, Seremi de Gobierno Región de Los Lagos

Sólo el martes y miércoles de esta semana se realizaba en Castro, Chiloé, un masivo encuentro de profesionales de postas rurales del Archipiélago que discutían sobre cómo generar mayor y mejor y trabajo intersectorial, acción en red, gestión comunitaria a partir de sus requerimientos, de las necesidades de las apartadas comunidades en que desempeñan sus labores en Salud y de las oportunidades que visualizan al ser muchas veces el único servicio e institucionalidad presente en las islas.

La discusión del encuentro y el trabajo mismo constituyó la oportunidad de resignificar lo público, de llamar a cuidarlo, de protegerlo y ponerlo en valor desde la comunicación directa y pedagógica.

Lo hicimos desde la convicción que el Estado y el compromiso de sus actores locales sólo actúa en persecución de un interés público. A diferencia de un individuo en el mercado frente a otro, el Estado debe estar al servicio de la persona; su fin es la realización y ejercicio de sus derechos, por lo que no puede haber oposición de intereses en su relación con la ciudadanía.
Y ocurre en Salud, en Vivienda, en Educación, en Protección Social en las comunas de Chiloé como en Puerto Montt; en Fresia como en San Juan de La Costa.

Las políticas públicas de este Gobierno y su sello transformador apuntan a ese bien común a partir de hacer frente, también, a dificultades y a las desigualdades territoriales.
En la historia se vivió en distintos momentos: hasta 1949 las mujeres no podían votar; hasta 1972 la ley no permitía el voto de los analfabetos; hasta 1998 la ley llamaba ilegítimos a los hijos nacidos fuera del matrimonio; hasta 2004 el divorcio vincular era legalmente inexistente.

Estamos hablando de reformas resistidas pero que hoy nos parecen de sentido común.
La Ley de Inclusión Escolar que implica gratuidad, sin selección ni lucro, fortalecimiento de la educación pública y un tránsito gradual a una nueva estructura, da cuenta de ello. Al igual que la Reforma Laboral que entró esta semana al Parlamento, o la Carrera Docente, que plantea beneficios o mejoras importantes para el desarrollo de la profesión, así como por supuesto, mayores exigencias para mejorar la tan demandada calidad.

El libro el “Otro modelo” de Fernando Atria y varios autores indica que resignificar lo público también implica entender que cuando el Estado ofrece servicios para obtener finalidades distintas a las que son propias, “estamos frente a una patología, algo que es problemático y que debe ser extirpado”.

Cuidar y resignificar lo público es también enfrentar los problemas, promover el control social, la participación ciudadana y cumplir con medidas concretas. Esta semana, la Presidenta Michelle Bachelet firmó dos nuevos proyectos de ley dentro de la Agenda de Probidad y Transparencia con los que se resguarda el buen financiamiento de las instituciones, y la fe pública. También se da un importante impulso al crecimiento económico, a la inversión, a la competitividad del país y a su desarrollo sustentable.

Es claro que las instituciones pueden hacer más o menos probable el reconocimiento de un interés común, de resguardar lo colectivo, de seguir aprendiendo del sentido comunitario. La férrea oposición de la Derecha conservadora a las reformas impulsadas por el Gobierno confluyen con su protección a un modelo de mercado -herencia de la dictadura- que aún vivimos y sufrimos en pensiones, en educación y salud.

El que cada uno “se rasque con sus propias uñas” debe dar paso a un caminar permanente desde la comunidad de intereses, desde lo colectivo, desde lo público.

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