Para muchos, el mundo sería mejor si sólo trabajáramos cuatro días a la semana. Un reciente estudio afirma que la iniciativa puede ser incluso positiva para el planeta, por la disminución de energía utilizada, y para la salud. Experta en Calidad de Vida analiza los pros y contras si esta medida se aplicara en Chile.
Después de los tres días de descanso de Fiestas Patrias, muchos chilenos sueñan con la posibilidad de que todas las semanas sean de esa manera: cuatro días laborales y tres de descanso. Pero, ¿es una medida posible y efectiva? Según un estudio realizado por el Centro para la Investigación Económica y Política de Estados Unidos, este esquema de trabajo les ahorraría al menos un 20% de energía, un 3% de las emanaciones de dióxido de carbono y, en consecuencia, daría una mejor calidad de vida a los estadounidenses.
“El factor principal para la mejora de la calidad de vida vinculada con el trabajo pasa por la relación que se da entre productividad y el número de horas de permanencia en el trabajo o jornada laboral. Si esa relación se da de una manera armónica, eso contribuye a mejorar la calidad de vida. Hay que tener en cuenta que el trabajo conlleva a la orientación a ciertos logros o metas, y más allá de si son cuatro o cinco días, lo esencial es cómo nosotros somos capaces de aprovechar esa jornada laboral para el cumplimiento de las metas que tenemos que alcanzar en nuestro desempeño laboral”, apunta Karina Gatica, Directora del Magíster en Resolución de Conflictos y Mediación Sociofamiliar de la Facultad de Ciencias Humanas y Educación de la Universidad del Pacífico.
Según un reciente estudio realizado por la OCDE, Chile está en el Top 5 de los 38 países analizados en materia de cantidad de horas que una persona trabaja al año, acumulando 1.988 horas laborales en 365 días. Sin embargo, la relación entre la productividad y horas trabajadas no concuerdan, ya que los últimos países de la lista (Francia, Dinamarca, Noruega, Países Bajos y Alemania), con menos cantidad de horas laborales, son países desarrollados y con un índice de producción superior al nuestro.
“Como sociedad no estamos preparados como para tener tres días de descanso, manteniendo nuestro nivel de productividad. Por ello, creo que una buena alternativa sería poner en marcha algunas iniciativas como ‘viernes en la tarde libre’ o ‘viernes de vestimenta sport’, que de alguna manera alivianan el simbolismo del trabajo de la formalidad que ello implica”, propone la experta en Calidad de Vida.
Las cifras de alta permanencia en el trabajo pero baja productividad demostrarían que se debe privilegiar el cumplimiento de metas a cumplir con un horario determinado, sin importar otras variables. “Debemos generar ciertos mecanismos que resguarden la productividad en el trabajo y que no sea sólo una permanencia con horas ‘muertas’. El éxito de la medida propuesta de tres días de descanso depende del tipo de trabajo y de la persona, ya que hay trabajos que son más demandantes y las personas tienen que estar ahí en un horario fijo y concentrado, pero hay otros que no lo exigen tanto”, señala Gatica.
La especialista apunta que hay que considerar que dado los índices de producción de los chilenos, muchas empresas podrían optar por el sistema de cuatro días de trabajo y tres de descanso, pero a costa de un sueldo menor o de cargar demasiado las horas laborales en los días que sí asisten a la oficina.
“Esa tensión entre productividad y horas de trabajo tiene distintos elementos que lo intervienen y que es difícil zanjarlo y decir ‘sí, necesitamos un día más libre’, ya que esa medida no es ‘gratuita’, en el sentido que quizás las empresas disminuirán el sueldo o aumentarán las horas en los días laborales, etc. La idea de repartir las horas del tercer día de descanso en los otros cuatro días laborales restantes no es sana, ya que para compensar se deberían tener muchas horas laborales, lo que sería demasiada carga y además no se produciría lo mismo”, asegura Karina Gatica, Directora de programas de Magíster de la Facultad de Ciencias Humanas y Educación de la Universidad del Pacífico.
En tanto, Gatica asegura que hay otras formas más idóneas para mejorar la calidad de vida con simples medidas en el trabajo. “Una de las cosas que sienten varios chilenos es que ‘sólo trabajan’, y si uno intenta respetar su horario laboral y disfrutar una actividad después del trabajo contribuye también a una mejor calidad de vida. Esto puede ser difícil y utópico, considerando las grandes distancias que existen en la Región Metropolitana, pero se debe intentar aprovechar esas horas fuera del trabajo para hacer una actividad diferente”, aconseja la experta en Calidad de Vida.
“Otra forma de mejorar la calidad de vida en relación al trabajo es respetar la jornada laboral, es decir, trabajar las ocho horas establecidas. Muchas personas se quedan más tiempo en su lugar de trabajo y se pierden un espacio de tiempo que debe ser destinado al ocio, a relacionarse con personas, etc.”, concluye Karina Gatica, Directora del Magíster en Resolución de Conflictos y Mediación Sociofamiliar de la Facultad de Ciencias Humanas y Educación de la Universidad del Pacífico.