En su comunicado la entidad sustenta su decisión en la solidez institucional del país y la
implementación gradual de políticas económicas para elevar los estándares sociales, además de
destacar la conducción de la economía: “La posición fiscal y la credibilidad de las autoridades
monetarias siguen siendo una de las principales fortalezas del país”.
Asimismo, la agenda explica que “Nuestra calificación de Chile refleja sus sólidas instituciones, que
deberían continuar apoyando la implementación pragmática de políticas en medio de la persistente
incertidumbre que rodea los esfuerzos por reformar su constitución. Esperamos que los planes de
gasto del Gobierno se ajusten a los ingresos estructurales, lo que debería estabilizar los niveles de
deuda neta ligeramente por encima del 30% del PIB. La calificación también refleja la importante
flexibilidad monetaria de Chile, gracias a un tipo de cambio flotante, un Banco Central
independiente, mercados financieros comparativamente grandes y un récord histórico de
estabilidad en los precios, a pesar del reciente aumento de la inflación”.
Respecto a la evolución que tendrá la economía local, S&P Global estima que la actividad se
desacelerará en los próximos años, aunque no prevé cifras negativas de crecimiento. “Si bien la
demanda interna se mantuvo resiliente durante la primera mitad de 2022, suponemos que la menor
liquidez de los hogares, la alta inflación que reduce el ingreso disponible, las condiciones financieras
restrictivas y la desaceleración de las exportaciones harán que el crecimiento económico se
desacelere a 2,4 % en 2022 y 0,3 % en 2023. La menor incertidumbre política y las condiciones
financieras