Cómo reforzar el sistema inmune y estar mejor preparados para la temporada otoño invierno

¿Te has preguntado por qué algunos se enferman más que el resto? ¿O por qué hay personas que tienen resfríos de corta duración, mientras que otras están meses lidiando con los síntomas? 

Muchas veces la respuesta está en la fortaleza de nuestro sistema inmune, entendido como una compleja red de órganos, células y proteínas que actúan de manera coordinada para proteger nuestro cuerpo de invasores como bacterias, virus y hongos. Cuando el sistema inmune funciona correctamente, nos mantenemos saludables y protegidos. Sin embargo, cuando se debilita, nuestro organismo se vuelve vulnerable a infecciones y enfermedades.

 Por eso, con la llegada del otoño y el invierno, es importante tomar medidas para reforzarlo, ya que durante los meses de abril a agosto con las temperaturas más frías y la menor cantidad de luz solar, comenzar a cambiar los virus que están presenten y pueden afectar la salud de personas de todas las edades, en especial de aquellos más susceptibles, como niños, adultos mayores y adultos con antecedentes previos. 

Factores tales como enfermedades, edades extremas o niveles hormonales, son factores que no podemos controlar ni modificar. Pero hay otros factores como las horas de sueño, el estrés, la alimentación, el tabaco, la contaminación, tener buenos hábitos de higiene o el sedentarismo, donde sí podemos implementar cambios para fortalecer nuestro sistema inmune y protegernos de enfermedades. 

En esta nota, distintos especialistas nos entregan consejos prácticos para lograrlo: 

1. Mantener una dieta saludable, incluir más vitaminas y alimentos funcionales

La alimentación saludable es esencial para mantener un sistema inmune fuerte. “Una dieta equilibrada que incluya frutas, verduras, proteínas, grasas saludables, con alimentos frescos y ricos en vitaminas y minerales, puede proporcionar los nutrientes que nuestro cuerpo necesita para fortalecerse”, explica la Dra. Claudia Astudillo, Subdirectora Médica del Hospital Josefina Martínez, quien además recomienda “consumir Vitamina B6 (presente en el pollo, salmón, atún, plátanos, vegetales verdes y papas con cáscara); Vitamina C, que se encuentra en los cítricos, naranjas y frutillas, también en los tomates, el brócoli y las espinacas; y Vitamina E, disponible  en las almendras, aceite de girasol y semillas de girasol, mantequilla de maní y espinacas”. También es aconsejable limitar el consumo de alimentos procesados, azúcares y grasas saturadas, que pueden causar el efecto contrario.

 Pero además, con los avances del mundo moderno estamos ingresando a una nueva era caracterizada por la alimentación funcional. En ese sentido, “los productos basados en microbiota, como es el caso de Bifidice (Startup creadora del primer helado funcional que gracias a su tecnología ayuda a combatir alergias y enfermedades crónicas), contribuyen a mejorar las barreras naturales a las infecciones”, explica la Dra. Astudillo. “La alimentación afecta a nuestra microbiota intestinal, que se relaciona con el sistema inmunológico de manera bidireccional, por lo que el consumo de prebióticos (como fibras que favorecen el crecimiento de bacterias benéficas) y alimentos probióticos (bacterias benéficas vivas que pueden actuar en el intestino), son también un excelente complemento para cuidar nuestra salud”, agrega.

 2. Hacer ejercicio regularmente

Siempre es positivo realizar regularmente actividad física de intensidad moderada”, comenta la Dra. Astudillo. El ejercicio puede ayudar a reducir el estrés, mejorar la función pulmonar y cardiovascular, y estimular la producción de células inmunes que ayudan a combatir las enfermedades.

 Se recomienda al menos 30 minutos de actividad física moderada al día para mantener un sistema inmunológico saludable. Las opciones son varias y cada persona puede elegir el que mejor se adapte a sus intereses y aptitudes.

 3. Descansar adecuadamente

El sueño adecuado es esencial para la función óptima del sistema inmunológico. Durante el sueño, nuestro cuerpo produce y libera proteínas que ayudan a combatir la infección y la inflamación. La falta o mala calidad del sueño pueden debilitar nuestro sistema inmunológico y aumentar el riesgo de enfermedades. Se recomienda un mínimo de 7-8 horas de sueño cada noche para mantener un sistema inmunológico saludable. “Es fundamental preocuparse de dormir y descansar bien, cuidar los niveles de estrés y mantener una actitud optimista y equilibrada de la vida”, advierte el Doctor Hernán Bustamante, Director del Hospital Josefina Martínez.

 4. Cuidar la higiene

El Dr. Bustamante comenta que en los meses de frío se dan condiciones que propagan ciertas enfermedades. “Los ambientes suelen estar menos ventilados y las personas se concentran en lugares cerrados, favoreciendo su propagación. También nos predispone a infecciones la baja radiación solar (generamos menos vitamina D, importante en el sistema inmunológico), y el aire frío y seco puede irritar más las mucosas”, explica. “Por eso es importante lavarse las manos para evitar la propagación de virus, e incluir suplementos de vitaminas y minerales. Las vacunas también están diseñadas para fortalecer nuestra inmunidad adquirida sin necesidad de exponernos a enfermedades riesgosas”, agrega. 

Inmunidad innata e inmunidad aprendida adquirida 

Romina Hidalgo, Head Of Science de Bifidice, explica que todas las personas poseen una inmunidad innata, es decir, “aquella que viene por defecto desde que nacemos, por un lado la piel como un órgano barrera de infecciones y también contamos con una respuesta inmunológica básica en zonas críticas del cuerpo como pueden ser los accesos a los tractos digestivo, respiratorio y genital”, dice. 

Pero además, existe el concepto de inmunidad adquirida, que a diferencia del componente innato, está especializada y se desarrolla a lo largo de nuestra vida, cuando nos exponemos a enfermedades y también cuando nos vacunamos. “Por eso se dice que se genera una memoria, una especie de registro de los patógenos encontrados, de manera que cuando se encuentren nuevamente, el cuerpo está mejor preparado. Esta defensa se produce con anticuerpos que son específicos para el patógeno reconocido, detectando parte de su superficie”, comenta. 

Para reforzar nuestro sistema inmunológico  la protección y el autocuidado tienen un rol fundamental. Con una dieta saludable, complementos funcionales, probióticos, ejercicio regular, lavado de manos, ventilar ambientes y suficiente descanso, podemos fortalecer nuestro sistema inmunológico,  protegernos de enfermedades y enfrentar mejor los meses que vienen. 

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