Cada año, decenas de miles de jóvenes chilenos parten a estudiar lejos de su ciudad de origen. Así, dependiendo de la institución, entre un 12 y un 50% de los universitarios de nuestro país provienen de regiones diferentes a la de su casa de estudios y deben adaptarse no solo a la experiencia de la educación superior, sino que también a vivir lejos de casa.
“Cuando me imaginé viviendo lejos de mis padres, pensé que al fin tendría libertad… Y sí, la tengo, pero me di cuenta de que también los echo de menos, sobre todo los días de invierno, cuando llego con hambre a un departamento frío y tengo que prepararme comida”. Un testimonio real que grafica lo que decenas de miles de jóvenes universitarios viven cada año.
Y es que dependiendo de la casa de estudios, los alumnos “foráneos”, provenientes de regiones diferentes a la de su institución educacional, pueden ser entre un 12 y un 50%. Y la Universidad del Pacífico no es la excepción. Este año, un 18% de sus estudiantes nuevos proviene de fuera de la capital, grupo que se enfrentará a la experiencia nueva que implica vivir lejos de casa, lo no siempre es fácil.
“Todo cambio implica movimiento y aprendizajes, por tanto exige adaptarse y desarrollar nuevas habilidades, desafiar creencias y desplegar recursos. Y es que estudiar lejos de casa tiene sus pro y contra. Muchos alumnos recorren kilómetros para llegar a su lugar de estudios; algunos tuvieron que enfrentar dificultades antes, por ejemplo, tuvieron que reunir argumentos para convencer a la familia de que lo mejor era estudiar lejos”, explica la psicóloga de la Dirección de Asuntos Estudiantiles (DAE) de la Universidad del Pacífico, Marcela Zubiaguirre.
Esta experiencia también moviliza afectos y demanda inversión de recursos necesarios para viajar, conocer una nueva ciudad y encontrar un lugar donde vivir. “Ello también implica adaptarse a costumbres y modismos diferentes, conocer a personas nuevas, cuidarse e identificar a quién o dónde pedir ayuda, sobre todo si están lejos de todos sus seres queridos y de instancias de apoyo conocidas”, agrega especialista.
Como toda nueva experiencia, no estará exenta de problemas, por lo que la psicóloga plantea que cuando las cosas se ponen difíciles es bueno que los jóvenes recuerden sus metas y expectativas a futuro, para que vean que vale la pena enfrentar los desafíos. “Con cada duda y esfuerzo pueden crecer en perseverancia, en conocer cómo motivarse pese a las dificultades, en confianza en sus proyectos y en métodos para encontrar soluciones”, asegura.
Sin duda, estudiar lejos de casa es todo un desafío y para que sea una verdadera oportunidad de crecer y aprender, Marcela Zubiaguirre entrega las siguientes recomendaciones:
- Tener metas claras: Tener claras las razones que te llevaron a estudiar y qué esperas a futuro. Ellas pueden ayudar a sostener tu motivación en momentos difíciles, dándole sentido al esfuerzo y permitiendo disfrutar el camino a ellas. Para muchos, la meta es al fin estudiar lo que siempre quisieron, pero también otros buscan tener una experiencia de crecimiento y mayor autonomía.
- Recordar experiencias previas: Posiblemente ya te ha tocado estar lejos de tus seres queridos y/o enfrentarte a situaciones nuevas (entrar al colegio, cambiarte de ciudad o de barrio, entrar a una actividad extraprogramática, etc.). Si te ha tocado vivirlas, seguro algo aprendiste de ellas y te ayudarán a enfrentar esta nueva etapa.
- Abrirse a otras visiones y costumbres: Si bien puede que no haya nada mejor que el dulce hogar, conocer formas distintas de pensar y funcionar son oportunidades de aprender y ampliar la mirada.
- Buscar redes de apoyo: Son fundamentales al momento de plantearse nuevos desafíos, por ello busca maneras de mantener el contacto con tus seres queridos, sobre todo aquéllos que te apoyan en tu proyecto académico. También date la oportunidad de conocer a nuevas personas con quienes compartir lo que te vaya ocurriendo y formar lazos.
- Ser responsable y organizado: Lejos de casa se vuelve más necesario priorizar aquello que contribuye al logro de tus metas. En esa priorización también considera tu bienestar y tu salud.
- Tener paciencia: Es normal dudar y desanimarse ante los costos de estudiar lejos de casa. Respeta esos sentimientos y busca manera de enfrentarlos.
- Construir un nuevo hogar: Haz de tu nuevo lugar de residencia un espacio de pertenencia, tu nueva “casa”. Es cierto que la nueva habitación o departamento pueden ser muy distintos al que tenías y, por lo mismo, al principio puedes sentirlo ajeno. Por ello, date un momento para personalizar ese nuevo espacio, con elementos que tengan que ver contigo y tus intereses, agregando fotos, objetos personales, alguna planta, etc. Notarás que al hacerlo “tuyo” te sentirás más cómodo en él.