Ser optimista asegura una mejor salud

Diversos estudios indican que las personas optimistas se enferman menos, se mejoran más rápido, siguen mejor los tratamientos médicos y tienen mejores defensas.
Es un hecho: el optimismo es un factor protector de la salud. “Las investigaciones han reportado asociaciones positivas entre optimismo e indicadores físicos y mentales, tales como depresión, cáncer y problemas cardiovasculares”, afirmó la psicóloga Patricia Zúñiga durante la “Segunda Jornada de Dolor Crónico no Oncológico Lumbar” organizada por la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico en conjunto con la Unidad del Dolor Crónico de la Clínica Kennedy.

La profesional, que realizó la charla ´Optimismo Disposicional: Factor Protector en Salud´, dijo que mucho de lo que se estudia en psicología se relaciona a lo que aqueja y afecta a las personas, pero muy poco sobre aquellos factores protectores o recursos personales que permiten hacer enfrente de mejor forma un proceso, una enfermedad e, incluso, el dolor crónico. “Hay muchas investigaciones al respecto sobre los factores protectores y uno de los principales que se relevan es el optimismo”, insistió.

Hay dos grandes áreas que han estudiado sobre el optimismo. “Tenemos a la psicología de la salud, cuyos estudios comenzaron precisamente con los pacientes con enfermedades como el cáncer o VIH. Y la psicología positiva, la cual define la conducta optimista como la propensión a ver y a juzgar las cosas desde los aspectos más favorables. Estos mismos autores lo definirán como una variable o conjunto más o menos estable de expectativas positivas y generalizadas sobre la probabilidad de ocurrencia de acontecimientos positivos”, explicó Zúñiga.

Esta mirada plantea que “los recursos personales como el optimismo sí ayudan a que las personas tengan un mejor estado de salud y salgan rápido de las enfermedades y, sobre todo, es una forma de explicar las respuestas de afrontamiento ante situaciones o eventos negativas”, afirmó.
Así, una persona optimista explicará los malos sucesos como una causa externa. “Es decir las cosas vienen desde fuera y no desde ellos. Es inestable en el tiempo, por lo que se piensa que no siempre le ocurrirán cosas malas, y es específico en el ámbito concreto: ´hoy día me fue mal en una prueba, pero eso no significa que mi vida sea mala en general´”, ejemplificó la profesional.
Una clara diferencia frente a lo que pasa con los estilos pesimistas. “Estas personas explican los malos sucesos como eventos negativos que ocurren en la vida cotidiana, con una causa interna a uno mismo, que es estable en el tiempo y con un efecto en todos los ámbitos de la vida, lo que significa que, generalmente, este tipo de personas tenderán a pensar que todo en la vida siempre les saldrá mal”, puntualizó.
No al pesimismo
En la “Segunda Jornada de Dolor Crónico no Oncológico Lumbar” de la U. del Pacífico, la psicóloga Patricia Zúñiga planteó que lo más relevante es que los estilos optimistas se relacionan a personas con mejor salud. “Pueden afrontar de mejor manera los sucesos y eventos negativos y tienen mayor recuperación de los mismos, adhiriéndose de mejor manera a los tratamientos e, incluso, tienen un mejor sistema inmune. Es interesante, especialmente si estamos trabajando en psicología de la salud”, acotó.
Pero, ¿qué es ser optimista? “Coloquialmente, podríamos decir que es mirar siempre el vaso medio lleno. Así, este modelo asume que cuando surgen dificultades las expectativas favorables incrementan los esfuerzos de las personas por alcanzar sus objetivos. Entonces podríamos decir que el optimismo se asocia negativamente con el informe de signos de malestar físico, porque las personas optimistas reportan menos síntomas, tienen una recuperación más rápida y tienen menos angustia frente a los diagnósticos. Y siempre esperan mejor y mayor información”, precisó Zúñiga.
Por lo tanto, en el ámbito de la salud el optimismo, se ha asociado con el ámbito de la motivación, de la salud y el afrontamiento al cáncer. “Existe una relación positiva entre optimismo disposicional y estrategias de afrontamiento más activas, que significa el hacer algo para yo poder salir de ese proceso que estoy enfrentando”, explicó la especialista.
De este modo, citando a autores como Taylor, con larga data en estudio de pacientes con cáncer, la psicóloga afirmó que los recursos personales como el optimismo o la autoestima positiva funcionan como factores protectores frente a la salud, contribuyen a afrontar activamente la enfermedad y minimizan los aspectos psicológicos negativos. “Ellos hablan de la ilusión de control. Generalmente las pacientes señalaban que si seguían la dieta y tenían confianza en su médico, saldrían más rápido del proceso y se mejorarían”, finalizó la psicóloga Patricia Zúñiga durante la “Segunda Jornada de Dolor Crónico no Oncológico Lumbar” organizada por la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico en conjunto con la Unidad del Dolor Crónico de la Clínica Kennedy.

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